Inicio

Contacto

Contacto

Whatsapp

Escríbenos

Whatsapp

Regístrate

Whatsapp

Aprende y enseña música

Whatsapp

Tutoriales

Whatsapp

Juega

Whatsapp

Comunidad

Logo de Viajeros del Pentagrama

Nosotros

“Mi mamá quería que alguno de sus hijos estudiara música”

Daniel Oviedo, maestro de niños y maestros.

Daniel Oviedo, maestro de niños y maestros.

Daniel Oviedo, maestro de niños y maestros.

Algunas de las canciones del portal Viajeros del Pentagrama, la Estrategia Digital de Apoyo a la Formación Musical del Ministerio de Cultura fueron compuestas por el maestro Daniel Oviedo, quien con su característica forma de componer se ha dedicado a formar a cientos de niños colombianos en la música y a transmitirles su amor por el violín. Descarga y escucha algunas canciones del Maestro Daniel Oviedo.

El maestro Daniel Oviedo empezó a enamorarse de la música escuchando a su mamá cantar la música colombiana mientras hacía los quehaceres. “Mi mamá quería que alguno de sus hijos estudiara música, y eso nos lo dijo algún día porque ese era su sueño; quizá algo tuvo que ver el que ella hiciera pare del coro de la Catedral” afirma el maestro Oviedo, quien a pesar de haberse pensionado hace un tiempo sigue dedicado a la música.

“Pese a que mi papá quería que yo siguiera los estudios escolares junto con mis otros hermanos, como terminé perdiendo el año -a instancias de los propios profesores-, el siguiente año terminé entrando en el Conservatorio del Tolima. Debía tener unos once años y allí permanecí hasta que cumplí los 20”, recuerda el maestro Oviedo, quien cursó el resto de su formación becado por el Estado.

Como alumno del Conservatorio del Tolima, además de la carga académica normal, debía adelantar sus estudios musicales, que incluían metodologías de carácter psicopedagógico, historia de la música colombiana y universal, pedagogía del folclor, metodología coral y la típica formación de normalista, lo que era una ventaja porque con esas dos formaciones complementarias (música y normalista) al graduarse podía trabajar como docente en cualquiera de los Institutos Nacionales de Educación Media (Inem) del país.

Esa pasión temprana por la música, lo llevó a partir de segundo de Bachillerato a estudiar todos los sábados en las tardes, de la mano del maestro Antonio Baquero Michelsen y luego con otros compañeros llegó a conformar su primer cuarteto de cuerdas y comenzó a especializarse en música colombiana, aunque a los maestros que habían llegado de Italia o Alemania más bien no les gustara porque interpretar bambucos, pasillos o torbellinos no resultaba tan sencillo como pudieran creer al principio.

“Tocar un bambuco bien –solía decirnos el maestro Baquero- era mucho mejor que ponernos a estudiar toda una serie de métodos para interpretar de manera correcta la música de Bach”, recuerda el Maestro, insistiendo en el sabor y el picante que requiere nuestra música para ser interpretada.

Sin haber cumplido los 14 años Daniel ya comienza a interesarse por hacer sus primeras composiciones guiado por los maestros de gramática musical: bambucos, bambucos fiesteros, bambucos montañeros, guabinas y torbellinos comienzan a hacer parte de su repertorio. “Todo eso lo aprendí tocando el violín”, recuerda el maestro Oviedo.

Con los estudios de los sábados llegarían los primeros contratos para amenizar algunas recepciones, participar en algunas misas y lo que fuera saliendo, gracias a que los alumnos más destacados solían ser vinculados al circuito musical de la ciudad a partir de muy jóvenes por recomendación de sus propios maestros. “Nuestro grupo estaba conformado por intérpretes de guitarras, violín y clarinete, y lo único que nunca tocamos fue Rock. Esas eran las famosas chisgas, en las que a veces trabajamos hasta el día de hoy”.

Al terminar sus estudios en el Conservatorio fue invitado por doña Amina a que diera sus primeras clases en la institución, labor que complementaba con tareas de calígrafo musical. Corría el año de 1978, y el maestro Oviedo comienza a trabajar educando a las nuevas generaciones de música en el Conservatorio del Tolima. “En ese entonces trabajaba con niños entre los 10 y 11 años, ahora lo hago con edades entre los 7 y 8 años en el Conservatorio de Ibagué”, precisa.

Hijo de una humilde familia –“nosotros supimos lo que era la pobreza absoluta”-, el maestro recibe en su casa a más de 80 niños de sectores vulnerables de Ibagué para enseñarles a tocar el violín, su instrumento y compañero de toda una vida dedicada al arte. Todo este trabajo no pasó desapercibido por su salud, sufrió un infarto a causa del exceso de trabajo, pero son esos mismos niños y su familia los que lo impulsaron a sobreponerse y seguir adelante. Sus hijos también se han dedicado a la música, el legado del maestro seguirá estando vigente, incluso uno de ellos trabaja en música con infancia en Cartagena.

Daniel Oviedo, maestro de niños y maestros. “Aunque hoy en día lo más común es que la mayoría de los músicos usen un programa que les permite pasar sus composiciones al computador, la verdad es que yo prefiero seguirlo haciendo a mano, y por eso usted o cualquiera que vaya a mi casa se va a encontrar con papelitos pintados con pentagramas regados por toda la casa”.

De acuerdo con el maestro, si bien la tecnología ha servido para agilizar el proceso de la composición también ha resultado perjudicial para la creatividad, porque terminó por automatizar todo el proceso. Motivo por el cual, el maestro Oviedo prefiere seguir apoyándose en su buena memoria musical y un oído excepcional.

Luego de componer una invención musical, el maestro realiza un proceso de lectura y entonación que en algunas ocasiones puede ser acompañado por la interpretación de la flauta dulce o teclado por parte de algunos de sus alumnos. La letra vendrá luego, aunque uno de los retos que más le gustan al maestro es recibir encargos para acompañar con palabras una melodía.

Daniel Oviedo, maestro de niños y maestros.

¿Qué tan complicado puede ser trabajar con niños de estas edades tan tempranas?

- El niño a esa edad es una esponja, e incluso desde los cuatro años en adelante, porque los adultos con más de 20 años ya no van a rendir de la misma manera.

¿Cómo motivar el interés por la música en personas tan pequeñas?

¡Con canciones! Hablándoles y dejándolos que expresen sus inquietudes, para que uno pueda darle respuesta a esos interrogantes con la metodología más apropiada.

¿Existe un método apropiado para enseñar la música?

- Existen varios métodos: está la Metodología Dalcroze o la desarrollada por Paul Hindemith, en la que la parte rítmica resulta fundamental para el proceso de aprendizaje.

¿Cómo propiciar el interés por un instrumento?

- A los niños hay que dejarlos en entera libertad de escoger su instrumento. Yo conozco el caso de un compañero, Jesús Morales, quien algún día le dijo a su papá que quería tocar guitarra.
El señor fue, le compró un requinto chiquito, le puso una corbata, y se presentó en el conservatorio para matricularlo. ¡Hoy en día Chucho Morales es uno de los mejores guitarristas que tiene el país!
Por eso lo primero que deben hacer los padres cando un hijo demuestra interés es apoyarlo y procurar preservar ese interés.


¿Y el talento, maestro?

- Eso es algo secundario que puede desarrollarse con el estudio.
Está también el caso de aquellos niños que no necesariamente quieren dedicarse de manera profesional a la música, y a ellos también tenemos que apoyarlos, porque la música y el arte son cosas que no pueden obligarse.
Producto de esta nueva experiencia como docente, el profesor Oviedo se interesa por hacer sus primeras composiciones para el público infantil, con el ánimo de propiciar el interés de todos aquellos docentes que han dedicado su vida a ser pare de la familia feliz de maestros que trabajan con niños.
“Todos los maestros de preescolar deberían saber música y componer, porque si por ejemplo están enseñando los números y se les canta de manera rítmica se produce un proceso que es mucho más natural, porque los números son la expresión de la música”, precisa con visible entusiasmo el maestro.

¿Qué se debe tener en cuenta al componer para niños?

- Lo primero que se debe tener en cuenta es la edad; porque no es lo mismo escribir una canción para un niño de cuatro años que para uno de diez o de 15, debido al rango de entonación que se requiere; porque también resulta importante que ellos sean capaces de cantarla.
Sin embargo ahora están muy enfrascados en lo que tiene que ver con la pedagogía y la metodología, hay unos programas muy estrictos, pero que debido a esa rigidez terminan por quitarle cierta libertad y naturalidad al niño.

¿En qué tipo de ritmos están compuestas estas canciones?

- La mayoría de estas canciones son pasillos y hay también muchas guabinas porque el compás de tres cuartos es uno de los que más les agrada.

¿Por qué resulta tan importante que la aproximación a la música se haga de manera voluntaria?

- A ningún niño se le debe obligar a estudiar música, porque al igual que el resto de las artes, sus primeras aproximaciones deben ser absolutamente voluntarias. Todas las personas deberían tener conocimientos musicales, pero ello no significa que todos deban ser músicos.

¿Cuál es la importancia del acompañamiento que haga la familia de este proceso?

- El problema de muchos de los niños que estudian música es que sus papás no saben nada de música y eso es importante. ¡Por eso es tan aconsejable que los papás vayan con sus hijos a este tipo de clases! Porque solo así va a poder tener un papel mucho más activo dentro del proceso de formación de sus hijos.

¿Qué se debe considerar a la hora de escribir un texto que acompañe a una melodía?

- Hay que brindarle al niño la posibilidad de contar con una letra que sea atractiva e interesante, porque a muchos de ellos los aburre seguir cantando las mismas canciones de sus padres, aunque preservar ese legado también resulte importante.

Texto: Juan Carlos Millán Guzmán, Fundación Nacional Batuta.